7.8.08

Una propuesta utópica pero hermosa.

El pasado invierno, pude leer una carta en un una revista suplemento de un periódico, ganadora de un concurso semanal. Su lectura provocó en mí una serie de reacciones encadenadas: curiosidad y ganas de continuar leyendo, asombro, reflexión, admiración (por la forma en que el autor hace uso de la lengua para transmitirnos su mensaje), tristeza (porque a veces se nos olvida que existe otro mundo, a veces nos limitamos a mirar hacia otro lado o a apagar la televisión) y por último una ganas enorme de conservar la carta. Rompí la hoja de la revista y la guardé en mi cartera.
El otro día, mientras rebuscaba en la cartera haciendo un poco de limpieza de múltiples tiques de compras (y eso que creo que compro poco....la que compre mucho...) encontré la carta y decidí publicarla en el blog para compartila con todos vosotros. Espero que os guste.
APADRINEMOS UN PUEBLO.
Tengo 14 años y llevo tiempo pensando cómo ayudar a los países del tercer mundo, para que no tengan que venir sus habitantes en pateras arriesgando su vida. Ya sé cómo hacerlo. Es sencillo y barato. Se trataría de que cada ayuntamiento tutelara un pueblo de un país subdesarrollado. Se crearía un departamento, con presupuesto propio, para atender las necestidades de los habitantes de un pequeño pueblo a los que se trataría como vecinos de un mismo municipio. Se les haría llegar el agua, se les mandaría comida, se les daría herramientas para cultivar, tendrían medicinas, escuela... Imaginaos: un ayuntamiento, un pueblo. En España hay 8.000 ayuntamientos. Imaginaos todos los ayuntamientos de todos los países desarrollados tutelando miles de pueblos de todo el mundo. En vez de dispersar la ayuda, concentremos nuestros esfuerzos en un punto. Apadrinemos un pueblo. Me gustaría que el alcalde de mi ciudad fuera el primero del mundo. Dice mi padre que la idea es muy bonita, pero que no se hará porque los pobres de África no votan aquí. Pero yo creo que se equivoca. Cuando yo sea mayor, votaré al alcalde que no sólo limpie las calles, sino también mi conciencia. Además, es una manera de evitar la avalancha de inmigrantes que no podemos acoger. Ya no tenemos disculpa.
C.S.G. Santander.
(XL Semanal, nº 1.044. ABC)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Una propuesta con ingenio y corazón, de las que ya no existen en este mundo hostil y egoísta, quizás con palabras como estas podamos, no cambiar el mundo, pero sí concienciar a muchos...Gracias primiss por deleitarnos con esta carta y compartirla con nosotros... Me alivia saber que hay personas con mucho corazón...

PRiMiS dijo...

pues si que es verdad...si todos los ayuntamientos colaboraran de esa forma, existiría menos hambre en el mundo y todos seríamos un poco mas felices

tere dijo...

La verdad es que, a veces, esas soluciones que nosotros llamamos "utópicas" son, precisamente, las más realistas... solo que nos escudamos en que son difíciles de conseguir para no intentar, siquiera, poner nuestro granito de arena. Pero sí, sería genial que ocurriese algo así.

Incluso, trayendo a lo cotidiano esta propuesta, también me sugiere que, si un ayuntamiento podría "hermanarse" con otro pueblo, ¿por qué no vamos, nosotros, a preocuparnos por las personas concretas que nos encontramos por la calle, y que también necesitan de nuestra atención? Incluso, ¿no debería hacernos pensar, esta artículo, sobre cómo podemos comprometernos más con las personas que tenemos cerca (sean "pobres" o no), para hacerles más agradable y llevadero el día a día?
Las propuestas a gran escala son necesarias.. pero, para poder involucrarnos en ellas, tenemos que ser personas comprometidas también en nuestro día a día...
Ser capaces de mirar a quienes piden por la calle; capaces de dedicarles, al menos, una sonrisa, un momento de atención, hablar con ellos, ¿por qué no? para dejar de acostumbrarnos a verles pidiendo, como si fuesen parte del "mobiliario urbano".
Aprender, también, a estar pendientes de quienes tenemos cerca, que pueden no ser "pobres" en el sentido tercermundista, pero que pueden estar sintiendo pobreza o vacío por dentro, en su corazón, aun sin atreverse a pedirnos atención, ayuda.. o un simple abrazo...

Suena tópico, pero, como suele decirse, "a veces una simple sonrisa es suficiente para cambiar el mundo"... o, al menos, para alegrar el día de una persona.. Imagináos si cada uno se propusiese hacer un poco más feliz a quien tiene cerca... Todos nos sentiríamos, luego, más responsables de quienes están lejos, y se nos ocurrirían ideas tan buenas como la de esa chica.

Gracias por compartir ese artículo con nosotros, "primiss"... :D