16.5.08

Encuentro (valientes y cobardes)

Ahí llevas primis... hablando de cobardes... Una columna de periódico que hemos leído y sobre la que hemos conversado. Merece la pena que forme parte de nuestro blog, ¿no?
Felicitaciones a Fernando Peña Charlón, por sus entretenidas e ingeniosas columnas.

ENCUENTRO de Fernando Peña Charlón (diario Metro, 13 de mayo de 2008).

Exterior día. Apoyado en un murete de piedra, tomando el sol, un muchacho muy joven observa el ir y venir de los viandantes por una céntrica plaza de mi céntrica ciudad. Yo tomo un café con leche y lo observo a través del amplio ventanal de un bar, el otero desde donde (voyeur al fin y al cabo) también espío el paso de los otros por esta misma plaza. Leo un libro, doy sorbos al café, fumo un cigarrillo. Cuando levanto la vista, el chico sigue allí. De mediana estatura, mediano y guapo. Con la indolencia de quien no tiene nada mejor que hacer que sentarse al sol y dejar que la ciudad le pase por delante en una sucesión de fotogramas: mujer con carrito de la compra; colegialas de uniforme, con la falda tableada siempre demasiado corta; jubilado en la caza de una obra en la que abismarse para pasar la mañana. Yo leo y bebo café, el chaval se dora bajo el sol de primavera, la moviola urbana gira y gira.
Consciente de que llega electrizando el ambiente, una chica se sienta en el mismo muro, a escaso metro y medio del muchacho. Morena y seria, amparada en unas gafas oscuras que incrementan su aire de misterio, bellísima en el gesto lánguido con que saca un cigarrillo, lo enciende y expulsa el humo. Él la mira, tímido y seductor, mientras ella ajena a tanta testosterona revolucionada, mantiene la vista al frente. Yo dejo la lectura y los estudio, curioso. ¿Darán el paso? Y si lo hacen ¿Quién hablará primero?
Finalmente, él dice algo, y ella, siempre tras sus gafas de actriz años cincuenta, le responde. Se presentan, se sonríen. En menos de cinco minutos se alejan, juntos, calle abajo. La mujer con caminar lento, seguro, sexual. El chico a su lado, con la sorpresa de su buena suerte pintada en el rostro.Una de tantas historias mínimas, de las que aguardan a los valientes que se atreven a forzar la realidad, a dar un paso al frente y vivir la vida como la aventura que es. Los cobardes, llenos de envidia, suspiramos y volvemos a nuestro libro y nuestro café. Que se ha quedado frío.

1 comentario:

PRiMiS dijo...

tan real como la vidaaa..."quien no arriesga no gana"..es como una ley universal!!

16 de mayo de 2008 0:16