13.7.08

Estelas de recuerdos

Corría días atípicos del mes de mayo en Sevilla, atípicos por sus templadas temperaturas, presencia de chubascos y la escasez de brillo del sol. Lucía, una chica muy interesada por el mundo de las letras, anima a dos buenas amigas y compañeras de salidas, aventuras, alegrías y penas a acudir juntas a la Feria del Libro de la capital hispalense.

Claudia ya había acudido con anterioridad a esta feria y contaba a sus amigas que había conseguido adquirir un libro que llevaba pocos días en el mercado, pero lo más importante, que había conocido al famoso escritor, dejando constancia de tal hecho la firma y dedicatoria con la que contaba su ejemplar de la obra. Pastori, la otra amiga, escuchaba expectante las palabras de Claudia, ella no tenía ningún libro firmado por un escritor y mucho menos dedicado.

Conversando sobre estos y otros temas (estudios, amigos, el nuevo tranvía sevillano…) llegan a la plaza donde se celebra tal evento. Multitud de personas pasean por el lugar, tan variopintas como lo puedan ser los diferentes libros que muestran los múltiples expositores. Comienzan a observar determinados puestos y, sin darse cuenta, se dejan llevar por la multitud hasta acabar en un corro improvisado en una esquina de la plaza. Buscan un hueco desde el cual tienen suficiente visibilidad como para observar al personaje protagonista de tal aglomeración de personas, se trata de un hombre que muestra sus cualidades artísticas y humorísticas a los asistentes, cualidades que dejan indiferente a estas tres amigas. Lo que sí consigue sacarles unas carcajadas es el oportuno comentario de Claudia acerca de tal personajillo.

Continúan su visita por los expositores, ven, observan, comparan y leen las sinopsis de los libros que más llaman su atención: obras de actualidad, de psicología, cuentos infantiles… Mientras pasean atienden a la voz que sale de los megáfonos dando publicidad a diferentes librerías o bien anunciando la visita a la feria de distintos escritores. Les sorprende a las amigas que se celebre la firma de libros por parte de un conocido grupo que canta sevillanas (¿pero esta gente no se supone que tienen que firmar sus autógrafos en las carátulas de los discos? Aishh si ya lo dicen los abuelos, que este mundo está loco.)

Pastori no sabe qué libro comprar. Ella actualmente se encuentra sumergida en la lectura un libro que le apasiona y con el que está descubriendo cosas muy interesantes sobre la cultura china (muchas “chinaditas” como dicen en tono burlón sus dos amigas…pero ella piensa que quizás los celos por todo lo que ella está aprendiendo es lo que provoca la burla). Al final Pastori se decide por comprar un libro del que le hablado muy bien y sale económico, pero no lo empezará a leer hasta terminar su aventura por el imperio chino.

Claudia no compra ninguno, puesto que en su anterior visita a la feria ya se llevó lo que le interesaba. Y Lucía, decide comprar, pero no para ella, sino para su hermana Dolores, la pequeña, con el propósito de conseguir inculcar en ella el hábito de la lectura. Justo después de hacer su compra, y mientras sus amigas caminan entre expositores, Lucía se acerca a otro puesto donde se anuncia una firma de libros…Se para delante del puesto y observa varios ejemplares del mismo libro de poesía infantil, y justo detrás de éstos, a un señor solitario con sonrisa en los labios y mirada triste. Lucía coge un libro y lo hojea (en realidad, no podría decir si lo está hojeando por curiosidad o por compasión hacia el solitario autor). En tal momento sus amigas acuden a tal expositor en su busca, y se encuentran con una escena que les cuesta creer.

Lucía, con la intención de animar un poco la tarde del pobre escritor que incluso se levantó de su silla ante su presencia, entabla con él una conversación. Ella, no tiene nada mejor que decirle, que plantearle que quizás él se haya equivocado en su vocación literaria, no habiendo optado por la literatura más comercial, pues según Lucía le dijo “la poesía, no suele gustar mucho a los niños”. ¡¡TOMA ALLÁ!!
Claudia y Pastori no daban fe a lo que oían. El hombre, ante el comentario, salió airoso como buenamente pudo, y Lucía al tomar conciencia de lo que acababa de confesar al poeta autor del libro, opta por sonreír, mirar a sus amigas y decir mostrando un forzado entusiasmo:

- Pastori mira que bonito, está muy bien ¿verdad?, tiene ilustraciones y todo, y además a buen precio. Él es el escritor y te lo firma. - dijo señalando al libro y al poeta, que observaba antentamente a las amigas.

Pastori, decide entonces comprar el libro, cosa que antes no pasaba por su imaginación, pero su amiga parecía una vendedora profesional y de alguna manera habría que poner fin así a esa tensa situación.

El escritor se quedó con su marcada sonrisa en los labios, y seguro, que ese comentario de Lucía, quedará en un lugar destacado de su memoria, para comentarlo como pura anécdota a sus colegas, o quién sabe, le ayude a reflexionar acerca de su futuro como escritor.

Las tres amigas (Claudia, Lucía y Pastori) se alejaron del puesto y de la Feria con risas flojas y carcajadas por aquello que acababan de vivenciar. Lucía, nunca pensaba que su empatía y sus ganas de ayudar a los más desamparados le llevaran a decir esas barbaridades.

Pastori a fin de cuenta estaba feliz, puesto que ya podía presumir de tener un libro firmado por su autor y con dedicatoria incluida. Además, estaba segura que con sólo mirar el libro, sin necesidad de abrirlo, se dibujaría una sonrisa en sus labios, puesto que recordaría aquella situación tan embarazosa que vivieron delante del autor.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha encantado el relato, he revivido aquellos momentos tanto divertidos como comprometidos jajaja chapó primiss!!!

tere dijo...

Qué bonito el relato! y tan fácil meterse en la piel de "las estudiantes de la Hispalense", jajaja... ¿cómo se os habrá ocurrido esta idea tan curiosa? jiji..
También a mí me ha pasado eso de ver a los escritores sentados, solos con sus palabras y silencios, derramados en los libros que presentan.. y me han dado ganas de charlar con ellos, y de comprarles algo...
Pero, ¡qué puntazo la salida que tuvísteis! juasjuas...

ME ENCANTA EL BLOG!!! y tenéis tela de cosas escritas! seguiré bicheando ;) **besisssss**